Pronto la ciencia terminará con las discusiones.
Yo soy un enamorado del derecho, porque es la norma jurídica suprema dictada por la razón para el bien común, pero como estudié con muchos, actualmente abogados, y practiqué, en mi peregrinar por los puestos públicos, el uso de la interpretación jurídica y de la costumbre hecha ley, así como de los atenuantes y los sobreseimientos, aprendí algo de la verborrea jurídica de los profesionales de esa disciplina.
Por supuesto que la ley es lo único que nos ata a la conciliación y decisión en materia de conflictos, y aunque a veces está reñida con la justicia, porque es un instrumento falible, no tenemos otro instrumento para conservar el concepto de estado, que se preserva con el derecho.
Me refiero a que los conflictos de los municipios de Monterrey y Guadalupe, que se fallaron por el Tribunal Electoral del Estado a favor del PRI, continuarán con muy pocas dudas, aunque se lleven a los tribunales federales para la decisión final.
Sin embargo, pronto vendrá la ciencia inexorable y matemática que terminará aun con las más pequeñas dudas, pues la resonancia magnética funcional podrá demostrar, sin temor a equivocarse, cambios bioquímicos en el cerebro cuando se dice la verdad o la mentira, y así ya no habrá confusión, y los abogados tendrán que dedicarse solo al arbitraje y a la conciliación, pues las ciencias sociales serán desbordadas por las ciencias exactas.
Descartes: Pienso, luego existo… Ya es tiempo de que la ciencia termine con las dudas e incertidumbres que navegan como fantasmas en todos los tribunales, que a veces condenan a inocentes y perdonan a culpables.
