Bernardo González y su destino
Me dio gusto ver otra vez en la pasarela política del Estado al licenciado Bernardo González, porque tengo una excelente impresión de su personalidad. Creo que es un magnífico abogado y un hombre prudente y honesto.
Estas cualidades no son frecuentes en las contiendas políticas, puesto que como nadie es perfecto, los personajes que aparecen en la administración pública y electoral son cuestionados por sus defectos y oscurecidos por sus virtudes. Así es la naturaleza humana.
El problema es saber por qué llegó y para qué se arriesga a una persona excepcional, que en este laberinto del poder puede perder sus mejores valores, que previamente he descrito. ¿Llegó por consenso de los partidos que tienen mayoría o influyó el Poder Ejecutivo?, ¿él quiso retirarse del gobierno, por intolerancia del Ejecutivo o este último lo está proyectando para futuras lides políticas? Todo esto es un enigma que solo el tiempo resolverá.
La duda es por qué arriesgar el destino de un hombre bueno en un puesto tan corto y con incertidumbre. Como en el futbol: nadie sabe quién va a ganar.
Descartes: Pienso, luego existo. Un alma noble contra el destino cruel de la política del poder.
