Más listos, pero no más honestos
De nuevo aparece el tema de la transparencia; es decir, se cree que al abrir todos los expedientes del sector público a la luz popular, los funcionarios serán más honestos y la corrupción se terminará. Esto, según mi experiencia, está en tela de duda.
Hace algunos años consulté a mi amigo, el doctor Juan Pablo Guerrero, que fue durante mucho tiempo secretario de la Primera y Segunda Comisión Nacional de Transparencia, aprobada por el Congreso de la Unión y quien ahora es asesor de las Naciones Unidas en ese tema y también en el tratamiento de la corrupción y le pregunté: ¿Las leyes de transparencia nos han hecho más honestos? Él me contestó, también en forma directa: Nos han hecho más listos, pero no más honestos.
Esa frase integra toda una filosofía para atender el problema de la corrupción y destruye los convencionales formulismos que dicen que hay que cambiar los sistemas de contratos; que hay que ser transparente y ahora toda una problemática política en el Congreso del Estado, porque quieren reelegir a personajes que tienen tiempo ahí, cobran su salario y parece que no han producido resultados. La misma situación está a nivel nacional.
Lo anterior lleva a mi tesis básica, que pone en frente dos países. El menos corrupto del mundo, Finlandia, que lo logró, no con transparencia, sino con educación a los funcionarios, en desarrollo humano, autoestima para sentir orgullo de su trabajo y buenos salarios, es decir, por la buena. En otras partes, como en Singapur, el dictador logró lo mismo, pero por la mala, es decir, aplicando pena de muerte a los corruptos, como también se hace en otros países asiáticos.
Descartes: Pienso, luego existo… Con tantas leyes ¿somos más honestos o simplemente más listos para evadirlas?
https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/otra-vez-la-transparencia
