Hubiera tenido una resurrección gloriosa
Yo escuché, con todo cuidado, el discurso de la maestra Elba Esther Gordillo, a quien conocí muy bien y de quien obtuve enseñanzas positivas por su templanza, carácter y su capacidad de liderazgo; y también negativas, por una frivolidad muy femenina, pero muy difícil de justificar en la arena de la política militante en un país pobre en su mayoría, como el nuestro.
Ella está en proceso de “resucitar” y tiene resentimientos contra los que la traicionaron, y como decía una psiquiatra amiga mía: “Cuídate mucho de una mujer con rencor, porque la mujer más buena puede ser más mala que el hombre más malo”. Esto si la ofendes en su ego.
Si la maestra y lideresa Elba Esther hubiera dicho: “Pido perdón por las irregularidades administrativas en que incurrí, pero nunca arriesgué el patrimonio de los maestros ya que tenía el aval del sindicato para mis egresos”, todos hubiéramos aplaudido. Porque, en efecto, su detención tenía atisbos de ser producto de un componente político, ya que ella había ofendido al presidente electo de la época anterior y se había opuesto a la Reforma Educativa entrante.
Igual que sucedió con Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y con otros líderes de épocas pasadas, la lección es que en este país no se puede insultar al máximo líder de nuestra representatividad institucional, es decir, al presidente de la República.
Descartes: Pienso, luego existo… El sistema educativo y el sindicato mayoritario requieren una profunda revisión para ser más transparentes y más modernos. Ojalá AMLO lo pueda lograr.
https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/si-elba-hubiera-pedido-perdon
