El gobernador recibe a los fiscales
En esta época ruidosa de los avatares políticos, que se caracteriza por decisiones radicales y extremistas, insultos, descuentos, acusaciones y un sinnúmero de tropelías verbales, vale la pena mencionar una actitud ejemplar del licenciado Manuel González, el gobernador interino.
Con claridad, nuestro representante ejecutivo señaló que él aceptaba la decisión del Congreso, aunque difería de ella por el mecanismo legal utilizado, mismo por lo que estaba interpuesta una solicitud a la Suprema Corte, desde hace tiempo, para modificar la ley que fue aprobada previamente, pero que él respetaba y no iba a estorbar a aquellos que habían sido electos por el Congreso. Con bonhomía los acogió y con sonrisa en los labios y prudencia en las formas, los recibió en su oficina, dándoles el trato respetuoso que se merece cualquier persona.
Esta actitud seguramente la heredó de su señor padre y también de su experiencia con el gobernador Jorge Treviño, quien era muy cuidadoso de las formas; así Manuel demostró que tiene una mano suave, diplomática, que evita la ruptura del diálogo entre los poderes y que es respetuoso de la solemnidad que se requiere para generar un acercamiento, manteniendo las diferencias de opinión, buscando consensos, olvidando las actitudes egocéntricas, personales y protegiendo la raíz institucional del gobierno, que nació para encontrar coincidencias y conciliar intereses y no generar una rivalidad extrema, puesto que lo que importa en el arte-ciencia de gobernar son los resultados, para servir mejor al pueblo que él representa.
Ojalá esto sea un ejemplo que se siga durante las campañas nacionales y estatales, bajo la tesis de que no hay enemigos, sino solamente rivales y que la responsabilidad suprema es servir, no ganar.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Guantes de seda para tratar diferencias es la esencia de la política excelsa.
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