Enorme confusión en Guadalupe y Monterrey
Yo soy una persona muy respetuosa del derecho, porque es la norma jurídica suprema dictada por la razón para el bien común y he admirado mucho la capacidad de juzgar, de los tribunales, en asuntos que les corresponden; además tengo amigos juristas muy prestigiados. Por lo anterior, me llama la atención la ignorancia de los tribunales electorales y la confusión.
Los casos de Guadalupe, Monterrey otros, son claros ejemplos de la confusión que existe entre las instancias estatales, las regionales y el tribunal federal, así como muchas veces incongruencia entre el Instituto Federal Electoral, los estatales y los tribunales correspondientes. Es decir, muchos opinan y nadie toma la misma decisión.
Coincido plenamente con que en muchos casos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como en otros países, es la última que resuelve; pero eso de tener tantos tribunales opinando sobre el mismo tema y decidiendo con diferentes criterios, solo muestra que hay, o malas leyes, que no clarifican el derecho, o funcionarios ignorantes de los procesos, porque no es posible tantos cambios, en lapsos cortos, sobre el mismo tema.
Ojalá todo esto se simplifique y ya no existan tantos órganos jurídicos para lo mismo, puesto que la multiplicidad favorece la corrupción y los intereses creados; es mejor lo simple y sencillo.
Descartes: Pienso, luego existo. Pronto vendrá la resonancia magnética funcional y se terminarán los juicios basados en las opiniones personales de los juristas, con lo que la ciencia fortalecerá el sistema de derecho.