Me refiero a la piedad de la historia
AMLO ha mencionado que quiere encabezar la cuarta transformación.
Por supuesto que una de ellas fue la Independencia de México, que recientemente festejamos, la que Hidalgo inició; después Morelos defendió la equidad racial y al fin Iturbide la consumó el 27 de septiembre de 1821. Lo anterior, por la madurez de Vicente Guerrero. De esta transformación nos quedamos con dudas, entre verdaderos independientes o criollos transformadores.
Después vino la invasión norteamericana, la Reforma y la defensa de Juárez de la soberanía nacional. En esa etapa perdimos la mitad del territorio. Esa transformación tiene muchas dudas.
Posteriormente vino la Revolución Mexicana, con la ingenuidad de Francisco Madero, a quien asesina Huerta; después entran en escena otros personajes, como Carranza, que asesina a Zapata, y Obregón, que mata a Carranza y después manda a matar a Villa. De todo eso nos queda solamente la heroicidad de Emiliano Zapata.
Ahora AMLO quiere una cuarta transformación y estamos en un mundo globalizado con tremenda influencia del pensamiento filosófico liberal y de la economía de mercado, y ahora de la sociedad del conocimiento. En esta nueva transformación lo que quizá esperamos no es un México nuevo, sino perfectamente adaptado para sobrevivir a la cibernética y a la sociedad del conocer.
Para eso se requiere que la transformación tenga cimientos educativos.
Ojalá se cumplan las promesas y México esté mejor en equidad social, que solo se logrará terminando con la pobreza, que es hermana de la ignorancia y de la violencia.
