¿Qué pasa en Guadalupe y Monterrey?
Aparentemente esta semana se resolverán esos casos, que seguramente han sido un dolor de cabeza para la Comisión Electoral y el Tribunal correspondiente, porque es obvio que hubo un sinnúmero de irregularidades y se requiere transparencia para que el pueblo que votó, sepa la la verdad y como dice la Biblia, haga libres tanto a los ganadores como a los perdedores, porque ese valor no tiene contrapesos, pues los números no mienten.
Si los tribunales correspondientes responden adecuadamente, Nuevo León dará un ejemplo, como siempre lo ha hecho, de ser un estado progresista donde se defiende la moral pública y la democracia no es solo electoral, sino participativa y solidaria, y sobre todo, transparente, para que el pueblo que eligió tenga la confianza de que se obedeció su mandato.
Por supuesto que no puedo negar que han mejorado los procesos electorales, ya que me tocó vivir la época de las cavernas, en donde las elecciones se ganaban o se desvirtuaban con una serie de tropelías y engaños, embustes, compra de votos y urnas rellenas previamente.
Esas cosas ya pasaron a la historia y ahora el intento de fraude es más sofisticado; pero el hecho de que desaparezcan las casillas, como en estos casos, deja mucho que desear y genera incertidumbre y falta de confianza en las instituciones, mismas que deben recuperar la credibilidad que está siendo muy frágil en los últimos años, pues ya nadie cree en nadie y eso es muy serio para la psicología social y la tranquilidad comunitaria.
DESCARTES: Pienso, luego existo… La verdad nos hará libres.
