¿La oferta, la demanda y la corrupción?
Se oye muy bello que todos los funcionarios públicos tengan, por ley, que reducir sus salarios a un mínimo que el Presidente electo ha marcado en 105 mil pesos. Con esta nueva ocurrencia se olvida del llamado liberalismo económico y de las leyes del mercado, y también de que los países menos corruptos del mundo tienen buenos salarios para sus funcionarios, como antítesis de la impunidad y de la corrupción.
Para ampliar lo erróneo de este mensaje se incluyen también a los poderes judicial y legislativo, que por definición, en el concepto de estado, son autónomos y forman parte del equilibrio del poder. Los magistrados y jueces, conceptual y prácticamente, requieren de una mayor estabilidad para estar ajenos a la tentación en el acto solemne de impartir la justicia.
Las consecuencias de esta idea se verán venir con la huida de los capaces hacia el sector privado y el impulso a la creatividad de nuestros funcionarios para inventarse nuevas fórmulas de corrupción, por necesidades imperiosas.
Descartes: Pienso, luego existo… Adam Smith y sus seguidores se van a levantar de su tumba.