De creación artística
En fecha reciente el Congreso de la Unión organizó una exposición especial para festejar los 60 años de creación artística de Guillermo Ceniceros, quien igual que su esposa Esther González, son hijos adoptivos del estado de Nuevo León, pues ambos se formaron en el Taller de Artes Plásticas que fundó el insigne maestro Raúl Rangel Frías. Aquí en Nuevo León ya le hemos hecho homenajes y recientemente a Guillermo se le encargó la historia de las Constituciones para plasmarla en el frontispicio del Congreso Federal, cuya arquitectura diseñó Pedro Ramírez Vázquez y es un ícono de la historia reciente de la política federal, que emana de la Cámara de Diputados, pues desde hace muchos años celebra sus reuniones en ese espacio bellamente diseñado.
Lo importante del evento, en donde habló nuestro representante Édgar Romo y otros diputados y Guillermo demostró que tiene cualidades elocuentes, al mismo tiempo que plásticas y creativas, fue que el Congreso testifica que estamos viendo la obra del mejor muralista que hay en la actualidad, en el ámbito nacional y quizá en muchas áreas de nuestra América, la que está abajo del río Bravo; porque la que no es nuestra, por lo regular compra la cultura y no tiene muchos rasgos de autenticidad propia, mientras que la sensibilidad latinoamericana genera más dolor, emoción y dramatismo, que acompañan la creación de la belleza, que el arte representa.
Guillermo debe estar muy satisfecho, no solo porque presenten su obra, sino también debe sentirse con una autoestima muy elevada por el reconocimiento.
Su figura entonces, igual que la de su esposa, son ya emblemáticas y han pasado la prueba de la historia y aunque la biología es una consigna a la que no podemos hacer frente, la inmortalidad es el recuerdo del espíritu viviente de la creación.
Valga este comentario para señalar que aquí en NL no solo hay emprendedurismo y capacidad patronal o de trabajo, sino también sensibilidad creativa que debemos difundir y generar un permanente reconocimiento a la visión trascendente de la cultura, que desplaza la política del poder, que a veces trata de desbordar la política del saber y la capacidad de crear para ser inmortal.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Felicidades a un gran artista con sentido humanista trascendente.
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