Un club de elogios mutuos
Ayer hubo una entrevista telefónica para acordar el nuevo Tratado de Libre Comercio, que durará 16 años y será revisado cada seis años, lo que causará inquietud en los inversionistas. Esto debe considerarse parcialmente un triunfo, porque evita las dramáticas declaraciones que había hecho el presidente Trump de cancelarlo, y da cierta tranquilidad, lo que debemos a nuestro paisano Ildefonso Guajardo y al soberbio secretario de Relaciones Exteriores. Esto está bien y ojalá los expertos revisen con minucia las cláusulas, para saber qué tan bien quedó México en este nuevo acuerdo.
Lo que me preocupó fue la actitud demasiado barroca y compleja de ambos mandatarios, pues parecía un club de elogios mutuos, en donde el presidente Peña, mal traducido según mi opinión, se veía como muy elogioso de las actitudes de Trump, diferente de muchos presidentes que en su trato con Estados Unidos han sido cortos en su expresión verbal y con mucha dignidad.
Elogiar a Trump, que es un mentiroso natural y que cambia de opinión a cada rato, no es una buena imagen para el país, por lo que se debería haber hecho una relación vía telefónica más digna, menos laberíntica y haciendo respetar nuestra dignidad, que es lo último que nos queda.
En este club de elogios mutuos yo sí le creo a Peña Nieto y también a López Obrador, pero no puedo, por los antecedentes, creerle a un presidente que está generando en Estados Unidos un dilema, entre aplicar la ley o simplemente esperar para que no se ratifique su segundo periodo como presidente de los Estados Unidos. Al margen de lo anterior, al fin se ven luces al final de un túnel muy complejo.
Descartes: Pienso, luego existo… lo último que le debe quedar a México y que no debe sacrificar es la dignidad y la sobriedad. Menos palabras, más acciones.
https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/tlc-al-fin-acuerdo
