Los mejores políticos, los peores resultados.
El suscrito ha estado involucrado en el área de educación por muchos años y ha visto pasar por la Secretaría de Educación Pública a extraordinarios personajes como Reyes Heroles, Porfirio Muñoz Ledo, Javier Solana, Manuel Bartlett y también a mi ex alumno de biología Reyes Tamez; después a un aprendiz que quiso ser presidente, Aurelio Nuño, y ahora la revolución de Morena nombra a otro personaje que fue secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma.
A pesar de esta inyección intelectual y política, la última verdadera transformación de la Secretaría, que fue muy útil para el país, la hizo Bravo Ahuja, ex rector del Tecnológico de Monterrey, quien implantó la educación tecnológica, que había sido un sueño de Lázaro Cárdenas.
Esta siembra de cerebros políticos en la SEP no ha mejorado la educación pública del país, pues desde los años 70 ha declinado el aprendizaje de las áreas básicas. Lo anterior ha sido causa y efecto del subdesarrollo y pobreza de nuestro país, pues el progreso y la superación económica están ligados a la calidad de la educación pública, y cuando la privada tiene efecto social, también es pública.
Esperamos que Moctezuma tenga colaboradores como Gilberto Guevara Niebla, que le ayuden, porque ese señor sí conoce el tema, y que no vaya a caer en el mismo engaño de Aurelio Nuño, que puso a Otto Granados y al perfecto administrador Javier Treviño, que no ha dado una clase en su vida y que son buenos administradores y políticos, pero pésimos educadores.
Descartes: Pienso, luego existo… Solo la Virgen de Guadalupe nos puede salvar de la mediocridad educativa impuesta por los políticos de excepción.