Hubo demasiadas irregularidades en la elección.
Yo no estoy enterado pormenorizadamente de lo que sucedió en Monterrey y en Guadalupe durante el proceso electoral, porque no tengo acceso a esa información. Pero lo que sí creo, como lo dijeron varios candidatos a esos puestos, es que hubo muchas irregularidades. Basta como ejemplo señalar que en Monterrey se perdieron 48 casillas, que representan 9 mil votos, y que la diferencia en los resultados fue de 4 mil. Todo esto produce incertidumbre.
También en Guadalupe hubo irregularidades y la Senadora con licencia Cristina Díaz ya presentó una demanda ante el Tribunal Estatal Electoral, porque también se perdieron muchas casillas, y en esa forma la candidata de lujo, que era Cristina Díaz, que con mucha experiencia y un perfil inigualable tenía grandes expectativas, sufrió una derrota numérica mínima, lo que deja muchas suspicacias en el ámbito popular, generando desconfianza y regresando a la época en donde no sabíamos exactamente qué había sucedido, pues se traficaban e inyectaban votos, técnicas que diseñó el PRI y que aprendió el PAN rápidamente.
Ojalá que en la época de la cibernética y de la informática cambiemos la tecnología para las elecciones, para no quedarnos con tantas dudas y así preservar el santuario que debe significar el proceso electoral. Esto lo comento solo como una crítica a la mecánica del proceso y al margen de cualquier interés en algún partido político.
Reitero, entonces, que si bien hemos avanzado desde la época de Zedillo en los procesos electorales con la creación del Instituto Federal y los Consejos Estatales, todavía no llegamos a la completa perfección que genera satisfacciones a todos y que se usa en muchos países del mundo civilizado, recordando siempre que las anomalías de esta naturaleza son parte del proceso de corrupción que nos invade en muchas áreas del ámbito nacional, así como de la falta de respeto a las normas supremas del bien común que se ejercen desde el derecho y las leyes correspondientes.
Descartes: Pienso, luego existo… Por favor, aprovechemos la época de la informática para darle una medalla de honor a las elecciones futuras.
