April 26, 2024

Propuesta sobre la verdadera revolución educativa que el país requiere

45 años esperando el cambio

A sus atentas consideraciones, me permito presentar este breve documento que sintetiza mi experiencia en el tema producto de mi trayectoria en el ámbito estatal como rector de la UANL y secretario de Educación del estado. También mi experiencia nacional como subsecretario de Educación Pública, que culminó con el nombramiento de embajador de México en la UNESCO, puesto que ejercí durante 4 años, presidiendo el Comité Especial de esa organización. Todo eso se lo debo a mi universidad y a mi país.

No voy a entrar en la causología de la baja calidad de la educación en México, porque ésta es bien conocida e incluye la marginación, que produce ignorancia, y la politización gremial y frívola, así como la centralización del importante sistema de educación en México, que constitucionalmente debe ser laica y gratuita.

Como ejemplo me referiré a que durante todos estos años me han llamado mucho la atención las diferentes reformas y la presencia de grandes personajes políticos como secretarios de Educación Pública, como fue el caso de Reyes Heroles, Muñoz Ledo, Fernando Solana, Manuel Bartlett, Ernesto Zedillo, Reyes Tamez y posteriormente Aurelio Nuño, que quiso ser precandidato a puestos políticos superiores. Todos ellos políticos de excepción, pero no educadores, y la resultante ha sido que, según las evaluaciones nacionales e internacionales, la calidad de nuestro proceso en lectoescritura, matemáticas y ciencias ha descendido inexorablemente, estando en la actualidad en el último lugar de los países de la OCDE.

Con base en lo anterior, propongo soluciones sencillas y fundamentalmente educativas, que son verdaderos cambios que la cuarta transformación, que el Presidente electo quiere producir en nuestro país, requiere. A la digna consideración de los expertos en esta temática, van las siguientes ideas:

1. La educación básica debe ser idealmente personalizada y no masiva, buscando encontrar en cada niño y adolescente lo que él puede ser y no lo que el sistema quiere que sea. Esto permitirá a aquellos marginados del progreso, cuya capacidad cognitiva desciende por sus condiciones sociales, incorporarse y aprovechar sus áreas sensibles y sus vocaciones naturales, evitando así la reprobación prematura y la exclusión social y académica.

2. Proponemos terminar con la centralización que paraliza las culturas regionales, pues es muy diferente el México del sureste que el México del norte, y hay que aprovechar nuestro pasado etnológico, nuestra fuerza cultural y nuestras tradiciones, obteniendo de cada sección del país sus raíces y aplicándolas al proceso educativo.

3. Para lograr una administración idónea a estos conceptos, como se ha hecho en otros países, tenemos que minimizar y retirar la importancia política de la Secretaría de Educación, haciendo que ésta se dedique solo a llevar a cabo la normatividad, que es la que nos une como mexicanos, la evaluación permanente, la supervisión, a través de equipos de educadores de las entidades y la investigación educativa, permitiendo gradualmente la participación de las entidades de la Federación en sus propios programas.

4. Es imperativo formar y modernizar el sistema normal para actualizar al magisterio y a las nuevas fórmulas de educación internacional, que incluyen la nueva ola de la cibernética, la informática y la inteligencia artificial. Esto debe hacerse creando universidades normales del magisterio regionales y evaluando, después de generar la formación integral y no como se hizo en este sexenio, en donde primero se reprimió y evaluó y después se pensó, aunque no se hizo, en la reforma de la educación normal, pues en la actualidad es frecuente que el maestro aprenda cómo enseñar, pero no qué educar.

5. En relación a la reforma académica hay que fortalecer las materias fundamentales, lo que sería muy sencillo y así se abriría la llave de una verdadera revolución educativa en estos temas haciendo a un lado las materias tradicionales que dan información, lo que en la actualidad se pueden aprender a través de la informática y de los súper canales del internet, que tienen toda la información sistematizada.

Estas materias fundamentales serían muy sencillas y abrirían la llave a la posibilidad de una verdadera revolución en el sistema educativo. Me refiero a:

a) Aprender a leer, escribir, comprender y respetar nuestras raíces indígenas.

b) Aprender a contar matemáticas esenciales y por supuesto a pensar (método científico-lógica).

c) Utilizar la computación para nuestro beneficio educativo y no solo para los aspectos de recreación o comunicación interpersonal.

d) Aprender un idioma universal, como el inglés, para aprovechar las ventajas de otras experiencias.

e) Generar un marco ético de comportamiento a través de una cartilla moral inspirada y actualizada en la de Alfonso Reyes, hijo de Nuevo León y mexicano universal.

f) Desarrollar el aprendizaje a través de la sensibilidad, la creatividad y la innovación, fortaleciendo los fenómenos culturales y artísticos, que son tan auténticos en nuestro país.

g) Impulsar el deporte como elemento antidepresivo de participación social y para la prevención de la depresión, ansiedad y adicciones, enfermedades del siglo XXI que lastiman el cerebro de la niñez.

Todas estas consideraciones se describen para la educación básica, pero la creación e innovación, y la participación del destino de cada estudiante en su propio futuro deben generar una nueva opción en la educación superior, en donde la investigación y la capacidad para buscar preguntas y respuestas que la ciencia genera, así como la vinculación de la academia con la realidad productiva, son temas que sugiero, pero que serán seguramente presentados por el rector de nuestra universidad pública, Mtro. Rogelio Garza Rivera, y por las autoridades de otras universidades y recibirán la asesoría internacional.

Señor Presidente electo: tiene usted en su mano la idea de la cuarta transformación y en ella tiene que agregar una enorme llave nodal del desarrollo, que es la educación y la ciencia, para poder abrir realmente un nuevo horizonte en el alma espiritual que la educación representa. Para lograr esto tiene usted que dejar muy claro que la política del saber es mucho más importante que la política del poder.

https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/propuesta-sobre-la-verdadera-revolucion-educativa-que-el-pais-requiere