Receta para países civilizados
A lo largo del tiempo he aprendido a admirar algunas estrategias del proceso político convencional del poder que se sigue en algunos países civilizados. Una de ellas, en la que el gobernante en turno, al sentirse inestable o bajo presiones muy fuertes, por errores o aciertos mal entendidos, o porque los vientos políticos cambian, resuelve tomar una decisión que genera algo nuevo, lo que representa esperanza de cambio.
Esta decisión se denomina disolución del Gabinete, en la que se pide a todos los miembros de su gobierno que presenten la renuncia y entonces el Ejecutivo valora cuál de ellos debe permanecer, no solo bajo el diagnóstico de eficiencia o de fracaso, sino de lo que conviene en el momento político y lo que va a convencer a sus críticos de que hay una nueva esperanza y que el Ejecutivo requiere otra oportunidad.
Esa fórmula pudieran utilizarla gobernantes que se sienten bajo demasiadas presiones y permitirían a la base popular que los eligió, sentir las expectativas del cambio. En el caso Nuevo León habría que meditarlo y actuar en consecuencia.
Si el gobernante cree que hay una actitud demasiado crítica que lo hace perder su base popular, pudiera generar este mecanismo, por supuesto conservando personajes valiosísimos como el caso de Manuel González que ha demostrado, con sobriedad y prudencia, saber gobernar, y del tesorero Carlos Garza, así como del representante en México, Waldo Fernández. El resto estarían sujetos a revisión y así nuestro gobierno podría tener paz y tiempo para desarrollar sus proyectos y recuperar la confianza, en entredicho, de la base que lo eligió.
Descartes: Pienso, luego existo. Disolver al gobierno genera una nueva oportunidad y una esperanza.
https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/la-disolucion-del-gabinete
