April 23, 2024

Subversión del poder

Me refiero a algunos que la fomentan en el servicio público

Luis Eugenio Todd

La función pública tiene, dentro de su esquema de virtudes y defectos, una situación existencial muy profunda, que es la retribución emocional y el fortalecimiento a la autoestima que el poder político o administrativo produce cuando se utiliza para servir. Esta introducción se basa en estudios psicosociales que documentan que dar, servir y crear, son elementos fundamentales para alcanza la musa de la felicidad, que no se logra solo con el quehacer del tener o con el apego a lo material o la dependencia a la mercadotecnia comercial.

Estas consideraciones son importantes para algunos jóvenes que conozco y que están actualmente en la vida pública del Estado y no me refiero a los que son electos por el pueblo, porque esos gozan del bono y la confianza democrática, sino que estoy describiendo a aquellos que se denominan funcionarios, pero que en realidad son empleados, como cualquier otro, de un patrón, que en este caso es el Gobernador, que representa el clamor popular y la confianza que la gente depositó en él, para que pudiera nombrar a sus colaboradores.

Sin embargo algunos, y a mí me consta, permiten que desde su fuente de servicio y con la obligación de crear y compartir, aprovechan esta posición efímera para generar subversión y permitir que algunos de sus dependientes administrativos tengan conflictos interdepartamentales que bajan la eficiencia de sus acciones de servicio público.

Esto sucede no solo en el quehacer administrativo o político y el colmo es que actividades dedicadas al espíritu educativo se utilicen por pequeños liliputienses que viven de la intriga y de la sensación de ser importantes y se olvidan de que cualquier posición de esa naturaleza es transitoria y que su obligación fundamental es proponer, crear y servir con eficiencia los objetivos de su trabajo.

La subversión de utilizar el poder es un pecado, que igual que la calumnia, no tiene un regreso integral y lesiona múltiples factores, no solo de la vida administrativa del sector público, sino de los efectores, que en el caso de la educación son niños, jóvenes o personas que desean abrevar el alimento espiritual que ésta representa y a la cual tienen derecho inalienable.

Ojalá estos personajes teóricos, que pongo como ejemplo, o muchos otros jóvenes o viejos, despierten de su inconciencia y actúen en consecuencia con su obligación moral y su responsabilidad social, que es la de servir y no solo de servirse del puesto para su megalomanía intrínseca.