Nos debería dar vergüenza.
Yo nací en Monterrey y aquí viví la mayor parte de mi vida, y siempre estuve orgulloso de una ciudad donde podía uno caminar, ir a la Plaza Zaragoza, tomarse un café, asistir al Círculo Mercantil, tomar un camión para que lo condujera a uno a su trabajo o su hogar. En fin, una ciudad tranquila y pacífica, caracterizada por gobiernos que no hacían mucho ruido, pero sí cumplían su función.
Ahora resulta que la violencia se ha impuesto de nuevo y que en los últimos siete años hemos adquirido un récord que ya lo quisieran, en forma negativa, en Irak, puesto que ahí están mejor que nosotros, y solo Libia nos compite, pues los países sudamericanos han logrado controlar la terrible fórmula de vivir siempre teniendo miedo al dejar la casa, o al subir al carro, o al caminar por la calle. Esto no puede continuar.
Yo creo que ya es tiempo de que el gobierno se ponga las pilas, y me refiero al municipal, estatal y federal, y en lugar de tantos nombramientos ostentosos, solucionen el conflicto coordinando esfuerzos, por el amor de Dios, y sin celos institucionales.
Descartes: Pienso, luego existo… Me da pena el número de homicidios anuales que vive mi estado.