Y esperamos lo peor
Luis E. Todd
Las campañas presidenciales ya se iniciaron, aunque con el nombre de precampañas, y con una fórmula hipotética, que ya nadie cree, pues todos sabemos que los que van a ser candidatos, ya lo saben y no habrá cambio fundamental alguno en el futuro. Lo característico de estas campañas es la turbiedad verbal, psicopatológica y además la falta de promesas, pues con excepción de López Obrador, que ha hecho algunas, el resto solamente se ha dedicado a defender lo hecho anteriormente, o a hacer comentarios abstractos sin concretar promesa alguna.
El tiempo restante de las precampañas se ha utilizado fundamentalmente en ataques, tratando de ridiculizar al contrario, mostrando posibles enfermedades, o errores políticos o administrativos anteriores; generando una incertidumbre de carácter racional, porque los ataques sin fundamento generan solamente confusión y no producen efecto positivo alguno.
El que esto escribe tiene muchos años de ser testigo de la política mexicana y nunca había vivido “pre” campañas, como le dicen, con tantas agresiones, amargura, resentimiento y ataques que no justifican una propuesta de nación, con alto grado de civilización como debía ser la nuestra.
México, que era considerado un país subdesarrollado y luego en desarrollo, ahora internacionalmente es motivo de burlas y de comentarios de otras naciones que señalan las fórmulas tan pobres de carácter político que se están usando actualmente por los candidatos. Reitero, no hay propuestas, sólo hay críticas y las mismas son sucias, llenas de ataques personales, de aspectos que no tienen trascendencia en la vida social.
Ojalá los candidatos entiendan que los jóvenes, o sea los millennials, si se deciden, van a cambiar nuestro sistema político porque no les están ofreciendo nada y las elecciones serán una anarquía total.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Los millennials tienen la palabra en el futuro.