Monterrey representa un pésimo ejemplo de la planeación en ese tema
El Centro Mario Molina, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y el Politécnico han venido realizando, a nivel internacional, monitoreo ambiental, que incluye áreas de concentración de contaminantes y ahora lo van a hacer en Nuevo León a partir de esta semana, con el fin de medir la contaminación por partículas PM2.5 y PM10. Este proyecto tiene como objetivo medir distritos donde hay concentraciones altas de contaminación, como el túnel de la Loma Larga y también medir el óxido de nitrógeno, ozono y monóxido de carbono.
Los resultados estarán hasta octubre, pero todos sabemos que Monterrey, y así se ha documentado, es una de la ciudades más contaminadas del continente, y eso nos debe dar cierto grado de preocupación y vergüenza, porque siendo una ciudad de gran desarrollo, no se preocupa por la salud de sus habitantes.
Ya hemos insistido que la contaminación afecta no solo a los adultos, con enfermedades respiratorias y de otra índole, como el aumento en la frecuencia de enfermedades del corazón, sino que también en los niños disminuye su capacidad de aprendizaje, por el alto índice de trastornos por déficit de atención con hiperactividad y baja concentración, que son producto, según estudios internacionales, de la contaminación por partículas en el ambiente aéreo.
Se requiere, entonces, que ese grupo que viene a ayudarnos tenga un consejo general, con participación privada y pública, que esté con él para iniciar un proyecto a corto y largo plazo.
Descartes: Pienso, luego existo… La contaminación nos está enfermando. Hagamos a un lado la política.
