Ópera dramática en tres actos
Primer acto: Se inicia la obertura con un violín dolido, que se acompaña de la orquesta con un clamor musical para combatir la corrupción y asegurar limpieza, a través de un sonido de platillos para el proceso electoral. Así se consolida la necesidad de nominar fiscales que le den armonía federal y estatal a este drama.
Segundo acto: Se inicia con el tenor federal, acompañado del barítono del Congreso estatal, el proceso de auscultación, con acompañamiento de la flauta, el corno y la trompeta. Así se logra que el coro inicie el proceso de selección de la pieza musical básica. En lo federal, el director de orquesta paraliza el ambiente musical, pero en el Congreso Local, que está detrás de los chelos y violonchelos, sí se logra consultar a los representantes populares y a instancias del llamado coro plañidero de la sociedad civil, se logra que aparezca la soprano coloratura y cuatro miembros de la orquesta son seleccionados para acompañar al tenor y al bajo, que acompañados de la soprano pura, que es la ley, integran la cuaterna y van a depositar una ofrenda de cortesía al director de la sinfónica estatal, que es el ejecutivo.
Tercer acto: El coro termina y aparece la soprano, que es la ley de la ópera, y el director de la orquesta le respeta el final y entonces, como en la ópera Lucia di Lammermoor, sobreviene la tragedia, pues el coro se desentona y unos medios de comunicación, que se meten sin boleto y que quieren gobernar la batuta, contaminan la armonía del final. Y entonces aparece el director ejecutivo de la orquesta y manda llamar a nuevos artistas, por lo que el público se desespera, no aplaude y se suspende el final de esta ópera legal.
Descartes: Pienso, luego existo… La ley es una norma jurídica dictada por la razón, para el bien común.
https://www.milenio.com/opinion/luis-eugenio-todd/ciencia-politica/nombramiento-de-los-fiscales