AMLO ha prometido el 4%
Es admirable la labor cotidiana y súper creativa del Presidente, que todos los días inventa y promete una nueva obra y que tiene buena fe, aunque su carácter empieza a ser mesiánico, por el compromiso de su autoestima con sus deseos de trascender y ser verdaderamente el autor de la Cuarta Transformación, que él ha llamado el cambio radical que el país requiere.
Sin embargo, de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno y el hecho de que un organismo internacional que dirige un gran mexicano, José Ángel Gurría, y otras instancias mundiales, así como el Banco de México, que es muy serio, nos digan que vamos a crecer muy poco, es de meditar, pues además nuestro vecino del norte, gobernado por un demagogo, está creciendo, económicamente, como nunca y sus ayudantes y financieros corrigen constantemente sus alardes verbales y todas las galimatías a que nos tiene acostumbrado míster Donald Trump.
Esta situación debe preocupar mucho al Presidente, porque su arraigo popular y la credibilidad social son importantes para que pueda gobernar, y la mayoría de los mexicanos, con inocencia, están creyendo en sus ideas y los compromisos que hace cada día; pero cuando vengan los resultados, a mayor credibilidad no cumplida, será mayor la decepción.
Yo quiero que le vaya muy bien porque amo a México, mi bello país, pero sus colaboradores no usan el método dialéctico hegeliano de aconsejar bien y contradecirlo o criticarlo, para encontrar un rumbo lógico, sistemático y veraz.
Asimismo sigo pensando que al Presidente no le recuerdan que vive en el siglo XXI, que es el de la informática, cibernética, sociedad del conocimiento, inteligencia artificial, y él está gobernando para el siglo XX, con buenas ideas fantasmagóricas y espíritu místico, pero ausencia de confrontación con la realidad de un país que no está en una isla, sino que sufre y goza el fenómeno de la globalización.
Espero que con la experiencia de estos meses y la realidad del pobre crecimiento económico, así como de la falta de colaboración de los inversionistas y las pérdidas de nuestra importante empresa Pemex, el Presidente despierte y como se ha declarado cristiano, en su estilo, debe invocar al supremo hacedor y rezar para que le muestre la realidad.
Descartes: Pienso, luego existo… Reitero que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones y lo que importa son los resultados, por lo que los pronósticos de la OCDE nos deben preocupar.