Celebra 50 años
Hace 50 años, en 1968, tuve el honor de ser director de la en aquel entonces Escuela de Enfermería, institución de carácter técnico que daba servicio al hospital Universitario en la preparación de sus enfermeras y a otros nosocomios del área metropolitana. Cumplía su función con eficiencia, pero su nivel académico estaba muy por debajo de su enorme utilidad en el arte-ciencia de la práctica médica.
Con asesoría de la Organización Panamericana de la Salud, quien envió a una distinguida y experta enfermera profesional, Rosa María Nájera, como invitada permanente a aportar su experiencia, organizamos, en común acuerdo con las autoridades universitarias, la licenciatura en enfermería. Sin olvidar la ternura y sensibilidad que caracterizaba a las enfermeras, influidas por la historia de Florence Nightingale, la inglesa que fundó este ejercicio profesional, yo sabía que en otros países la enfermera era una profesional preparada académicamente y respetada por su presencia en el arte de curar, aliviar o consolar.
Con esa tesis en mente, se dio formación preparatoriana a las estudiantes y se inició la licenciatura y ahora tienen maestrías y doctorados. Yo estoy muy orgulloso de haber estado presente en esa revolución de lo que llamo la dignidad profesional de la enfermera y veo con alegría el éxito de la facultad y con tristeza que, a pesar de mis esfuerzos iniciales, en todos estos años no se les han dado los salarios adecuados.
Felicito a su directora, M.E. María Diana Ruvalcaba, y al personal docente y administrativo por este aniversario y los exhorto a continuar sus gestiones para lograr que, dado su alto nivel académico y ejercicio profesional, se les autoricen salarios dignos.