(27 de noviembre de 2006)
El doctor Rafael Rangel Sostmann, rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, es una persona de gran prestigio en el mundo de la educación, por su conocida eficiencia en la profesionalización de la educación superior; por lo tanto, sus opiniones sobre este tema tienen un peso específico importante.
El rector del Tec mencionó en una conferencia de prensa, y el que esto escribe coincide plenamente con él, que ya no hay tiempo para sacudirnos todas las plagas que han caracterizado la politización frívola de la educación mexicana, según mi interpretación personal de la entrevista, ya que si no logramos una educación de calidad y de equidad, el país no podrá integrarse al nuevo mundo del conocimiento y de la competitividad internacional.
Aseveró también el doctor Rangel que hemos perdido una oportunidad histórica durante este sexenio, y seguramente se refería a la inercia costumbrista y a las decisiones de buena fe que se toman en el sistema educativo, sin realizar verdaderamente una revolución integral de este proceso, porque los resultados numéricos y estadísticos y las encuestas nacionales e internacionales muestran nuestro pobrísimo avance en materias básicas para el desarrollo individual y para la proyección social y productiva.
A lo anterior hay que agregarle sus muy importantes comentarios sobre la educación superior, que, según mencionó, se ha recargado fundamentalmente en las instituciones privadas, y yo lo interpreto como un diagnóstico de que la universidad mexicana ha dejado de ser factor de permeabilidad social y cultural como lo era en el pasado, agravándose su ineficiencia por el tremendo desempleo profesional. Por esa razón, señala que está de acuerdo con la sugerencia de López Obrador de crear 50 universidades públicas; es decir, el rector se da cuenta de la necesidad de aumentar las oportunidades de educación superior para todas las clases sociales del país.
Por otra parte, y por supuesto coincido con él, el rector pone el dedo sobre la llaga en relación con la formación de nuestros profesores del sistema normal, ya que como lo he comentado en múltiples foros, el maestro es el más universitario de los profesionistas y el que puede tener el mejor efecto en la sociedad, pues es el responsable de la educación de nuestros niños y jóvenes, y por lo tanto requiere una dignidad académica y una presencia social que el sistema político le ha negado. Urge, entonces, la Universidad Normal del Magisterio y una formación de altos estudios superiores en aquéllos que son los depositarios de la identidad cultural de la nación.
Además de todo lo mencionado, durante estos días nos hemos encontrado de nuevo con una improvisación de buena fe, en la nominación de la licenciada Josefina Vázquez Mota, para ocupar el importante y trascendente puesto de secretaria de Educación Pública de México. Esta dama, que seguramente tiene sensibilidad social, no goza de las virtudes que tenía el anterior secretario, como son las de haber sido rector e investigador.
