March 29, 2024

El amor en política se demuestra en la nómina

La Federación castigó mucho a Nuevo León en 2017

Es increíble que las finanzas públicas de un país tan importante como México se manejen en forma discrecional por los secretarios de Hacienda y con intereses políticos obvios, que se ven en el análisis objetivo de los presupuestos otorgados a los estados, en los fondos de fortalecimiento, durante 2015, 2016 y 2017.

Es de mencionar que solo un ciego no ve que hay intereses, al margen de la justicia, en la distribución de las partidas de fortalecimiento financiero, pues siendo secretario de Hacienda, entidades como el Estado de México, de donde es oriundo el Presidente, recibió 7 mil millones en 2015 y 8 mil millones en 2016. Chiapas tuvo partidas también muy grandes, mientras que otros estados sufrieron caídas a pesar de sus necesidades de recursos, como son los casos de Sonora, Aguascalientes y otros.

Pero lo que es obvio es que a Nuevo León no nos quiere la federación, ya que mientras el Estado de México recibió en 2017 8 mil millones de pesos, Nuevo León solo recibió 330 millones de pesos. Esto es un insulto a nuestro estado, pues aportamos cerca del 10% del PIB.

Todo esto es debido a que el gobernante no es miembro del partido dominante o porque al gobierno le interesa ponerle trabas a quien puede representar, bien o mal, una nueva esperanza para la política, en sus términos tradicionales bipartidistas y convencionales.

Este no es un hecho novedoso, pues ha sucedido lo mismo desde tiempos muy lejanos. Lo que sí es original es que las cantidades que ahora se reducen son insultantes, pues de 4 mil millones de pesos que se recibieron en 2015, en 2016 bajaron a 1,213 y como había señalado previamente, en 2017 bajaron a 330 millones de pesos.

Todo lo anterior produce problemas muy serios en la interpretación popular, pues ahora con el candidato del PRI a la Presidencia, se abre la realidad de que la discrecionalidad individual maneja un tema tan importante como es el de la distribución financiera.

Lo aquí descrito es solo una señal de algo que es terriblemente traumático para tener confianza en las promesas de orden presidencial y federal.

DESCARTES: Pienso, luego existo… El amor en política no se ve en las promesas, sino en los resultados. Qué vergüenza para nuestro estado este mal tratamiento.

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