April 25, 2024

Del condón, las células madre y otras cosas.

(30 de Noviembre de 2010)

“La vida nace de la contradicción biológica e ideológica.”
Ling Fu Toth*

Yo fui educado en la fe religiosa y considero a la Iglesia como una institución que, con todos sus defectos humanos y múltiples virtudes, debe estar presente en el panorama metafísico y social de nuestras vidas. Su exhorto al amor, la compasión, la tolerancia y el perdón, son producto de la génesis de Cristo y deben practicarse permanentemente.

También tengo una formación metodológica científica y creo, con Darwin, que fue un naturista de profunda fe religiosa, que todo evoluciona y que sobrevive el mejor adaptado y que los equívocos suelen perpetuarse en forma perversa, aumentando sus deformidades.

Valga esta digresión para felicitarme, porque el Papa Benedicto XVI está rompiendo las inercias conservadoras y estáticas que son incongruentes con la velocidad del cambio histórico científico y tecnológico de la época contemporánea y en la que la Iglesia debe conservar su liderazgo, adecuando sus principios inamovibles a las nuevas estrategias de la sociedad de la comunicación y de la globalización.

El haber aceptado el Papa que el condón se puede usar para evitar enfermedades, va a salvar millones de personas, sobre todo en el África subsahariana, y el hecho de que se esté estudiando profundamente autorizar el uso de células madre que se desperdician y se tiran y que bien cultivadas pueden curar enfermedades sistémicas muy serias como la diabetes, el alzheimer y muchas otras, habla de una enorme comprensión al humanismo integral.

Este fenómeno sucedió igual cuando la Iglesia aceptó la definición de muerte como la pérdida de la vida de relación neurológica y se autorizaron las donaciones para transplantes, que han salvado millones de seres humanos. Ni que decir de la fecundación asistida, cuyo pionero, Edwards recibió el Premio Nobel 2010, y que gracias a él y a la a veces pasiva comprensión religiosa, ha logrado generar la vida

de 4 millones de seres humanos.

Espero que estos vientos de modernidad fortalezcan la importancia institucional de la Iglesia, que está conservando sus principios del Sermón de la Montaña, sin olvidar que lo único que no cambia es el cambio mismo, y que ella, en sus estrategias, debe cambiar.

Luis Eugenio Todd

luisetodd@yahoo.com
www.luiseugeniotodd.com