April 19, 2024

Anticorrupción o enfermedad

El procurador tiene una patología.

Luis Eugenio Todd

Ernesto Canales, a quien conozco desde hace muchos años, está haciendo del derecho una venganza hormonal, pues acusó a Ernesto Bailey de algo que solo es una desviación de recursos y que no lleva implícito ningún daño material. La prensa festinó pero la familia y los hijos de Bailey sufrieron el escándalo de un periódico que se especializa en la maldad.

Antes acusó a Morales de un asunto de placas y aunque eso ya está totalmente obsoleto, lastimó la dignidad de su familia, pues ese personaje, que se dice procurador es, sin lugar a dudas un enfermo que ha lastimado hasta a su propia familia.

El que esto escribe se pregunta, en conciencia, si vale la pena todo ese escándalo que no va a producir ningún resultado jurídico o de culpabilidad manifiesta, y si ese pobre procurador enfermo de galimatía erótica que ha destruido su familia, tiene la autoridad moral para generar ese proceso, que sin lugar a dudas no conducirá a ninguna parte, porque no hay sustento de responsabilidad real y por lo tanto no puede comprobarse; sin embargo, mandó aprehender, ante el dolor de sus hijos, a los llamados presuntos culpables.

Conozco muy bien la sensibilidad humana de El Bronco y sé que no sería capaz de lastimar la emoción de los hijos de los interfectos, porque es un hombre bueno, por lo que me pregunto: ¿Por qué sucedió todo ese escándalo periodístico de un medio externo y lastimar las conciencias, sin ningún marco ético, de la familia?.

Auguro que no va a pasar nada, pero los hijos de Bailey sí sufrirán el desprestigio.